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Buhologìa de ojos abiertos..

Ella

Un antojo empezó por retorcerme la piel.

 

El silencio me proponía miradas cobardes que nunca buscaron desaparecer fácil.

Aseguraba cada vez mas esa sed de arrebatarla y destapar la verdad que cargaba.

 

Se encargaba de vaciarme los sentimientos, todos quedaban ahí regalados en sus ojos, comunes en color, distintos a todos.

 

Dueña de un amaestrado carácter mordía las garras que no dejaban despegar.

Y sin esfuerzos costosos, de tal temperamento pasaba a la ternura singular de una nena.

 

Mientras dormía era sometida a la calma con la que busqué rodearla.

Descansaba con un fulgor difícil de resistir. Yo aún despierto trataba de hacerla inmortal.

En ratos le hablaba de su particular belleza, buscando el origen de los vistazos que me desvelaban leyendo mis tristezas y poesías.

 

Su inteligencia con un sutil murmullo se adueñaba de todas mis posesiones condenadas a un mundo no tan real.

Acá entonces, ganaba ella, con el don de mujer.

Mujer de pasión, de inspiración y brillos que pocos lograron ver de frente.

 

Siempre ocultaba demonios y tristezas que intenté despejarle.

En ese afán fui creciendo, cumpliendo cierta misión. La de llevarla al rescate del don mas preciado.

El de sentir para mi, el de reír para ella.

 

Me internaba en sus dotes de sirena, con la piel fresca, de alma guerrera, de lucha y corazón.

Se entregaba al arte sin enemigos a la vista.

Teatro que muchas veces la ayudó a incendiar las espinas.

Gustosa siempre de escucharme, regalaba ilusiones de las que uno necesita.

 

Mujer de oro en fin, mujer que mi conciencia aplaudirá eternamente.

 

Un dolor por detrás viene sufriendo

Pero quedan otras marcas, intactas e imborrables,

Y me pertenecen...

 

Un brindis y un orgullo por eso.

 

                                                                                                   

                                                                                              Julito

 

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